NetWar: ARAFAT: EL CEMENTO DE LA VERGÜENZA [ES]
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Thursday, August 19, 2004ARAFAT: EL CEMENTO DE LA VERGÜENZA [ES]Como periodista he tenido muy pocas oportunidades de escribir editoriales. Luego, los medios para los que me ha tocado trabajar eran casi siempre del tipo que no aprecian que los escribidores den rienda suelta a sus emociones. Pero bueno, la revolución del blogging me permite liberarme y decir lo que me parece al mundo. Lo que me parece Arafat, esa sabandija sin entrañas que ha vendido el cemento para construir el muro de la separación de Sharon mientras lo denunciaba como crímen contra la humanidad. Yo ya sabía que ese individuo era una basura, pero esta vez, ya en la etapa final, ha logrado superar todas sus maldades desde el primer asesinato.
En diciembre de 1983, cuando Arafat abandonó Tripolí en el Líbano rumbo al exilio en Túnez, yo llevaba ya cubriendo la zona bastante tiempo. Con algún paréntesis centroamericano, estaba en ello desde la revolución iraní que derrocó al Sha en 1979. Había vivido el terror islámico en Teherán, con las ejecuciones en los columpios escolares y las farolas, los prolegómenos del conflicto Irán-Iraq, la invasión del Líbano por los israelíes, el cerco de Beirut, las matanzas de sabra y Shatilah por la falange cristiana... Había visto mucha corrupción, hipocresía y traición, casi siempre por parte de los líderes árabes -bueno, musulmanes sería más correcto- de todos los colores y particularmente de los que habían hecho una profesión de vampirizar a los palestinos y medrar a costa de sus desgracias; también en Irán (y eso que estaban en plena euforia revolucionaria), en Iraq, En Siria... Había visto ya mucho, pero sentí un sobresalto en el estómago, un ánsia física de vómito, cuando ví a aquél individuo con su cara de sapo y su kefiyh cuidadosamente dispuesto, hacer el saludo de la victoria en las horas previas a embarcarse rumbo a Túnez con sus sicarios, bajo bandera de la ONU, escoltado -gran ironía y no precisamente poética- por barcos de guerra franceses. Atrás dejaba miles de muertos, un Líbano exángue, un pueblo, su puebblo, sin sitio a donde ir, exprimido por sus líderes y abandonado a su suerte. Desde entonces, sólo he visto a ese asesino y dictador de (literalmente) mala muerte entregarse con fruicción al arte de manipular al prójimo y mandar a los más manipulados a morir y matar por él. Como me dijo una vez un médico palestino en Beirut: "Si Arafat hubiera sido alemán, hubiera sido Hitler; si hubiera sido ruso, Stalin; si hubiera sido americano, hubiera sido Al Capone". Pero es que esta vez ha sobrepasado todos los bornes y, por fin, le ha pillado su propia gente. El día 17, Al-Jazeera ha publicado la sentencia de muerte política de ese indeseable. El resumen es simple: Hace un año, Egipto se ofreció a vender cemento a la Autoridad Palestina a un precio simbólico de 12 a 15 US$/tonelada para apoyar la economía palestina y reparar las viviendas y edificios públicos destruidos por las incursiones de los bulldozers israelíes. Bello ejemplo de solidaridad entre hermanos árabes... Pero el cemento no fue utilizado para noble fin. Unas empresas de paja de prohombres palestinos próximos al dictador, en lugar de llevar el cemento a la desolada zona de Gaza, lo llevaron a la ciudad israelí de Ashkelon. El hombre de paja principal de la operación, Jamal Tarifi, obtuvo unos beneficios de unos 9 millones de US$ revendiendo el cemento a los contratistas israelíes contratados para construir el muro de separación a 100 US$/tonelada. Jamal Tarifi es hermano del ministro de Asuntos Civiles de la Autoridad Palestina e íntimo de Arafat, Jamil Tarifi. Arafat fue informado de la brillante operación comercial mediante un memorandum fechado el 11 de septiembre de 2003. A la historia pertenece que la motivación para que los israelíes construyeran su muro fue proporcionada por la oleada de atentados suicidas contra la población inspirados, propiciados y organizados por el raïs Arafat. Y que los sicarios de Arafat han asesinado a varios palestinos por haber intentado mantener a sus familiar trabajando en las obras del muro. Pero ahora llega otro escándalo. Desde que se cerró el acuerdo entre Arafat y los intermediarios para la venta del cemento a Israel, los atentados suicidas han cesado casi por completo. ¿Será que ya no son necesarios?
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